Sobre Azaña, Machado y las banderas

Pedro Sánchez no homenajeó a los exiliados españoles a título personal ni como líder de un partido político. Lo hizo en su calidad de presidente del Gobierno, es decir, como máxima autoridad del Gobierno de España, que a su vez representa a todas las personas que poseen la nacionalidad española, sean republicanas o no.

La bandera de España es la roja y amarilla porque así lo estipula la Constitución de 1978. La propia Constitución dictamina que ése debe ser el símbolo que represente al Estado en los actos oficiales (y lo de ayer fue un homenaje de Estado, no algo de andar por casa). Con todo, hay que señalar que tampoco es que hubiera una bandera de España en los actos: hubo sendas coronas (una por tumba) cuyas flores llevaban los colores de la bandera de España.

La Constitución de 1978 (y, por tanto, el uso de la bandera actual) fue ratificada por la ciudadanía española mediante referéndum. Entre quienes la apoyaron, había muchísimos republicanos que estuvieron en la guerra civil —y también en la cárcel, o en el exilio— y que entendieron que, de todo lo que se estaba dirimiendo allí, la bandera era lo menos importante. Con el presidente, por otro lado, viajaba gente como Ian Gibson o Paco Ibáñez, cuya identificación con los valores de la II República creo que están fuera de toda duda. También estaban, por cierto, descendientes de Azaña y de Machado que no sólo no vieron por ninguna parte la ofensa, sino que estaban encantados.

Como he dicho antes, no hubo ninguna bandera roja y amarilla —más allá de los ornatos florales— ni en Collioure ni en Argelès-sur-mer ni en Montauban. Sí hubo, en cambio, banderas republicanas. Había una sobre la tumba de Machado que nadie dio orden de retirar y que aparece en la fotografía que ilustra esta entrada. Fotografía difundida, todo hay que decirlo, por el propio Gobierno de España. Hubo, asimismo, varias banderas republicanas en la playa de Argelès-sur-mer, según me contaron, y en la comitiva presidencial había quienes lucían en la ropa símbolos alusivos a la enseña tricolor. En definitiva: nadie vetó las banderas republicanas; simplemente, el Gobierno de España usó los colores que, dada su condición, debía usar.

A los que dicen que la bandera que se puso sobre las tumbas —en referencia a las coronas de flores, porque banderas como tal ya digo que no hubo— era la misma bandera que obligó a Azaña y a Machado a poner tierra de por medio, cabe recordarles que la bandera franquista tenía en el centro un águila bien grande, y añadir que por ese mismo razonamiento le podrían decir a un francés que igual da la bandera de la Francia liberada que la de la Francia de Vichy, claro que en ese caso lo más fácil es que el francés les salte al cuello.

En Francia, a todo esto, nos ven discutir por estas cosas y se descojonan de nosotros. Y me temo que no sólo en Francia. Y con razón.

[Fotografía: Gobierno de España]

homenaje_machado

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