He leído un artículo en el que se habla de «las colecciones francamente conservadoras y de escaso valor filológico de las novelas que publica la Docta Institución [la RAE] en honor al tercer centenario de su fundación». Tal afirmación me ha dejado un tanto patidifuso. Yo tengo algunos de esos libros y ni me parecen conservadores ni pienso que su valor filológico sea escaso, aunque opino desde la perspectiva de un lector con cierto grado de conocimiento en la materia, pero no con la suficiente especialización en temas filológicos como para solventar con unas mínimas garantías tal cuestión. En cualquier caso, he querido indagar por si mi percepción pudiera ser errónea o se me hubiese escapado algún matiz que, en su momento, no percibí en las librerías. Por esa razón visité la web de la Real Academia para consultar ese catálogo que tan reaccionario le resultaba al mencionado articulista y que allí se refiere con todo detalle.
Compruebo que dentro de la colección destinada a conmemorar su tercer centenario la RAE ha publicado los siguientes títulos: Cantar de Mío Cid, Milagros de Nuestra Señora (Gonzalo de Berceo), Gramática sobre la lengua castellana (Antonio de Nebrija), La Celestina (Fernando de Rojas), Lazarillo de Tormes, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (Bernal Díaz del Castillo), La Dorotea (Lope de Vega), La vida del Buscón (Francisco de Quevedo), Rimado de palacio (Pedro López de Ayala), Poesía (Fray Luis de León), Guzmán de Alfarache (Mateo Alemán), Entremeses (Miguel de Cervantes), El vergonzoso en palacio (Tirso de Molina), Don Juan Tenorio (José Zorrilla), La lozana andaluza (Francisco Delicado), Brevísima relación de la destrucción de las Indias (fray Bartolomé de las Casas), Poesía (Jorge Manrique), Novelas ejemplares (Miguel de Cervantes), El trovador (Antonio García Gutiérrez), El Victorial (Gutierre Díaz de Games), Epístola moral a Fabio y otros escritos (Andrés Fernández de Andrada), Libro de Alexandre, Libro de la vida (Santa Teresa de Jesús) y La Galatea (Miguel de Cervantes). He releído la lista varias veces, del derecho y del revés, y no encuentro el conservadurismo de una colección que aglutina a una buena parte de los clásicos –se irán incorporando otros con los años– de nuestra literatura, ni creo que se le pueda imputar «escaso valor filológico» a unas ediciones en las que cada texto se complementa con los consabidos índices y estudios críticos. No sé si con tanta voluntad de disparar contra todo la cosa no se nos estará yendo un poco de madre.