Miradas sobre El Greco

Entré en el año leyendo un opúsculo sobre El Greco que firma Fernando Arrabal y publica la editorial Casimiro. En él se reúnen dos piezas que, aunque reiterativas, resultan refrescantes por el modo en que flirtean con la irreverencia para establecer un riguroso análisis de lo que se podría considerar el canon del pintor cretense. Me temo que, ahora que se acercan las celebraciones en memoria del cuarto centenario de su fallecimiento, será fácil que nos encontremos por todas partes un discurso convenientemente homogeneizado e institucionalizado en torno a las obras y las técnicas de quien fue, en su tiempo, un verdadero rebelde de la pintura, y no está mal que libritos como éste aparezcan de vez en cuando para recordar que no siempre las cosas estuvieron en su sitio.

He leído esos textos, además, sólo unos días después de encontrarme en el Museo del Prado con El expolio, que en su momento no pude contemplar dentro de su marco natural, la sacristía de la catedral de Toledo, y que se expone en la pinacoteca madrileña tras su reciente restauración. Es una de esas obras que hipnotizan por su inverosímil perfección. El impacto cromático que produce el contraste entre la túnica carmesí de ese Cristo que va en pos de su destino y la grisura que se desenvuelve a su alrededor. El modo en que ese redentor tan fieramente humano capta la atención del espectador. El juego de rostros y miradas que convergen en su gesto a medio camino entre la resignación y la tristeza. De pie ante el cuadro, recordé cómo me sobrecogió, hace muchos años, la visión de El entierro del conde de Orgaz en el interior de la iglesia de Santo Tomé. Tardé quince minutos en conseguir apartar la mirada de aquella tela inmensa y cosmogónica en la que detalles inesperados y sutilísimos salían al paso en cada esquina. Algo parecido a lo que ocurre con esa Vista de Toledo que pasa por ser una imagen fiel de la ciudad manchega cuando, en realidad, en ella se invierten el orden geográfico y la perspectiva. No faltará este año quien diga que la pintura de El Greco es una revelación, pero estará mintiendo: su obra es, en realidad, una invitación al misterio.

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Una respuesta a Miradas sobre El Greco

  1. grego dijo:

    ¡Qué manía con llamar a Toledo «ciudad manchega»! ¿Pero de dónde diablos se lo sacan por Dios? ¡Qué incultura! Toledo no está en la comarca de La Mancha, cojan un mapa de una vez. El hecho de pertenecer a la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha no convierte automáticamente en «manchego» a todo lo que queda en ella. Toledo es castellana, y nada más que castellana. Les ruego lo corrijan por favor.

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